13 de septiembre de 2007

Sin Reservas

Al cine voy:

  • Con mi novia

  • Con mis hermanos

  • Con mis hijos

Cuando llevo a mis hijos, por lo general llevo también a mi mamá, y dependiendo de con quien vaya, así es la película que voy a ver. Las de acción y aventuras las veo con mis hermanos. Mi novia prefiere las románticas y comedias románticas, y a mis hijos los llevo a ver cada estreno en dibujos animados, o cualquiera que ellos quieran ver orientada a todo público.

Ayer pasaba por Galerías y decidimos con mi novia pasar a ver la película que titula este post, que dicho sea de paso, ha durado una eternidad en las carteleras.

Llegamos tarde, la película ya tenía entre 5 y 10 minutos de haber comenzado, pero no creo que nos hayamos perdido de mucho, pues llegamos justo cuando en el personaje de Z Jones salía de su apartamento hacia una de sus sesiones de terapia y su vecino hacía la observación acerca de la abundancia de reglas en la vida de ella, punto que fue clave en la misma sesión de terapia.
Ella es una mujer solitaria con una regla para todo. Dirige la cocina de un restaurante y su vida cambia drásticamente cuando en un accidente automovilístico su hermana muere y ella queda a cargo de Zoe, su pequeña sobrina.

El trauma es para ella tener una familia de la noche a la mañana sin haber sido introducida gradualmente en ese mundo. El trauma para la niña es ser sacada violentamente de su mundo y puesta en un hogar que no es el suyo, a una cocina a la que no está acostumbrada, y a la ausencia de su madre, a quien tiene miedo de llegar a olvidar.

Durante la ausencia por la muerte de su hermana, la dueña del restaurante contrata a un nuevo cocinero, con quien ella tiene inicialmente problemas por celos profesionales, pero con quien termina unida gracias a la simpatía que el personaje de Eckhart despierta en la niña. Cuando mas cerca están, la dueña del restaurante le ofrece a Eckhart la dirección de la cocina del restaurante, y aunque rechaza, crea un conflicto en la relación, con lo cual éste renuncia y se apresta a tomar el puesto de Chef ejecutivo en un restaurante de San Francisco.

Ya casi les conté toda la película así que no quiero arruinarles el final. Solo agregaré que muchas veces estamos solos y aparentemente sin vida, pero de vez en cuando el destino, la suerte, dios o como quiera llamarse, nos tira una oportunidad de alcanzar la felicidad. Está en cada quien tomar la oportunidad o dejarla pasar.

A Z Jones, o a su personaje en la trama, le envió una familia completa en el momento en que más lo necesitaba, y aunque no fué de la forma más feliz y el proceso de adaptación tuvo sus momentos difíciles, el esfuerzo y el enfoque en lo que se quiere es lo que determina el éxito o el fracaso.

Disfruté mucho la película.

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