31 de agosto de 2010

El Asco - Horacio Castellanos Moya

Mucho se ha escrito sobre este libro, y por consiguiente de su autor, por atreverse a hacer una crítica de esta magnitud de El Salvador. He leído editoriales despotricando en contra del libro, y es fácil comprender porqué después de leerlo, los mismos editorialistas tienen su ración de verdad reflejada en dicho libro.



RESUMEN


El libro es una queja en contra de este país desde su inicio hasta el final. Una denuncia de nuestra cultura (o la falta de ella), con muchos aciertos y desaciertos de parte de quien así describe a El Salvador.

Edgardo Vega (el "tío Edi" o, simplemente, Vega) es un salvadoreño que se marchó del país, no huyendo de la guerra, sino de la idiosincracia salvadoreña, y así se radica en Canadá, dando clases en una universidad canadiense acerca de historia. Se ve forzado a regresar al país, algo que nunca ha anhelado, algo que nunca hubiera querido hacer, para asistir al funeral de su madre, quien en su herencia especifica que en caso de que sus dos hijos asistan al funeral, ambos heredan a partes iguales una casa en la colonia Miramonte y será el mayor, Vega, quien decidirá que hacer con la casa. Siendo que lo que Vega quiere es regresar cuanto antes a Canadá y deshacer cualquier vínculo con este país, se decanta por vender la casa y llevarse su mitad del dinero producto de la venta, y espera que todo este proceso se lleve a cabo antes del mes que tiene para permanecer en el país, del cual al momento del relato han transcurrido dos semanas.

Vega queda de reunirse con Moya en un bar, el único que encuentra de acuerdo a su gusto, y comienza la platica en la que la cerveza Pílsener saca su dosis de crítica, crítica esta bien merecida, en mi opinión. De la cerveza pasa al Liceo Salvadoreño y los hermanos maristas, a los salvadoreños en el exterior, la violencia de los salvadoreños, la falta de cultura, o el retorcido sentido del gusto de los salvadoreños, los políticos, la costumbre de ver TV hasta a la hora de comer, los exguerrilleros, d'abuisson, nuestras casas amuralladas, la manía con la seguridad, la clase media y la colonia escalón norte, los buseros, la niñez frente a la TV, los doctores, las universidades privadas, la universidad de El Salvador, los periódicos, los editorialistas de los periódicos, las pupusas, el ilógico sentimiento de patriotismo, los niños en general, el puerto libertad, los cocteles de conchas, su cuñada clara y por extensión todos los clasemedieros arribistas, el arte salvadoreño, o lo que aquí se entiende por arte, la música latinoamericana, Salarrué vrs Asturias, Dalton vrs Ruben Darío, los zancudos, la sirvienta de su hermano, el viaje por aire hacia El Salvador, el aeropuerto de Comalapa, los taxistas, el monumento a la paz, el monumento al hermano lejano, los próceres de piedra, las salidas "a joder", las discotecas, los "puteríos" y sus putas.

COMENTARIOS


No puede uno ser objetivo y decir al mismo tiempo que Moya no tiene razón en gran parte de sus quejas. Por lo primero que comenzaré es que al igual que el personaje del libro, yo comparto eso de que el Patriotismo es algo que beneficia a otros, pero a mí no me reporta beneficio alguno. A mi no me hace diferencia estar acá, en Guatemala o en la USA. No es el país lo que importa, importa que este es el lugar donde vivo y aquí están aquellos que me importan. Me muevo de acá y allá también es lo mismo, y mientras estoy ausente de un lugar, extraño a mi gente, pero me importa un comino el lugar en sí mismo. Todo lo contrario de lo que se espera (y se obtiene) de nuestros hermanos lejanos, que siguen añorando regresar a este país aunque en él no tengan ya familiar alguno por el que volver, simplemente por amor "al terruño". No criticaré eso, ya que cada quien escoge que es lo que quiere valorar, simplemente diré que eso no va conmigo. En ese aspecto me siento libre.

Y comencé por eso, porque eso explica que el libro de Castellanos Moya no me parezca insultante, así como otros lo han sentido como una bofetada en la cara, y hablo precisamente de dos editorialistas de El Diario de Hoy, el uno porque es nombrado casi que con nombre y apellido y el otro porque, me imagino, fue tocado en la crítica de los clasemedieros arribistas. Yo comparto muchas de las opiniones vertidas en el libro, hay cosas que a mis compatriotas les encanta hacer de las que yo simplemente paso. Por ejemplo, hacer cola para comer en la pizza hut, o en cualquier lugar. No concibo esperar por horas para poder comprar comida. Unos salvadoreños que seguían votando por el mismo partido para no perder sus "libertades", y con tanta libertad, vienen a hacer aquello de lo que huyen: hacer fila para alimentarse. La única libertad que les queda es decidir que es lo que van a comer y eso siempre y cuando su bolsillo se las permita. Yo prefiero comer en un lugar donde no haya cola, o simplemente me voy a comer a casa.

Asimismo la descripción de la cultura salvadoreña es dolorosamente cierta. Aquí no se lee, no se hace teatro y si se hace, no se acude al teatro, nuestros programas de televisión son una basura y las pocas radios rescatables que quedan en el dial poco a poco se convierten en la misma basura que parece estar de moda. Y todo mundo está cómodo con eso.

Sin embargo, aunque con mucha razón en las críticas, el personaje del libro cae también en las costumbres que denuncia, por ejemplo, el es un clasemediero arribista que ya logró comprar su espacio en "la verdadera escalón" (Canadá) y se siente que no es nada si pierde eso (su pasaporte canadiense).

Si lo leemos abiertos a la crítica, algo podemos aprender. Si nos cerramos a considerarlo un asco, creo que ya hemos perdido antes de comenzar.

Me quedo con algunas citas:

No soporto esta ciudad [...] tiene todas las miserias y cochinadas de las grandes ciudades y ninguna de sus virtudes, tiene todo lo negativo de las grandes ciudades y ni uno solo de los elementos positivos


Hay que estar loco [...] para creer que se puede cambiar algo en este país, para creer que vale la pena cambiar algo, para creer que a la gente le interesa cambiar algo


Los periódicos son precisamente la mejor muestra de la miseria intelectual y espiritual de este pueblo [...] Y nunca he visto editoríalistas tan fanáticos, editoríalistas tan rabiosos y obtusos, con tal miseria intelectual y espiritual como los de estos periódicos: esta misma mañana uno de ellos escribió que el presidente Bill Clinton es comunista, que el secretario general de la ONU es comunista, que la ONU en realidad es un organismo controlado tras bambalinas por los comunistas. No importa que desde hace cuatro años los comunistas vayan en estampida, no importa que se trate del presidente de los Estados Unidos, para el editorialista de ese mugroso catálogo de ofertas el tiempo no ha transcurrido y el mundo no va más allá de sus obsesiones patológicas


como si yo considerara el patriotismo un valor, como si no estuviera completamente seguro que el patriotismo es otra de esas estupideces inventadas por los políticos


una parejita de niños particularmente estúpidos y perniciosos debido a que no hacen otra cosa que ver la televisión, unos niños que no tienen en la cabeza otra cosa más que las series de televisión que ven todos los días a toda hora, unos niños para los que la vida no es más que una serie de televisión


aquí confunden la chabacanería con el arte, confunden la estupidez y la ignorancia con el arte, no creo que exista un pueblo más reñido con el arte y las manifestaciones del espíritu que éste, tan sólo necesitas permanecer en este bar hasta después de las ocho de la noche, cuando inician los llamados «espectáculos artísticos», para constatar que aquí confunden el arte con el remedo. No creo que exista otro pueblo con las energías creativas tan atrofiadas para todo lo que tenga que ver con el arte y las manifestaciones del espíritu


Esta es una cultura ágrafa [...] una cultura a la que se le niega la palabra escrita, una cultura sin ninguna vocación de registro o memoria histórica, sin ninguna percepción de pasado, una «cultura-moscardón»", su único horizonte es el presente, lo inmediato, una cultura con la memoria del moscardón que choca cada dos segundos contra el mismo cristal porque a los dos segundos ya olvidó la existencia de ese cristal, una miseria de cultura, [...] para la cual la palabra escrita no tiene la menor importancia, una cultura que saltó del analfabetismo más atroz a embebecerse con la estupidez de la imagen televisiva, un salto mortal, Moya, esta cultura se saltó la palabra escrita, simple y sencillamente pasó por alto los siglos en que la humanidad se desarrolló a partir de la palabra escrita

15 comentarios:

  1. Cibeles McNamara15 sept 2010, 14:44:00

    Cuando leí este librillo, quizá una de las cosas que más me llamó la atención es el uso de la palabra pernicioso para referirse a los niños...
    Una opinión más que para mí pasa desapercibida en el fondo. No se trata del patriotismo de algunos, sino de una alienación estúpida por parte de Vega. Hay personas que suelen acoplarse a nuevas realidades, como la vida en otro país, adoptan las nuevas culturas y costumbres muy fácilmente, pero eso no los hace naturales de aquella región; estos son los que se hacen dignos de aquel término ocupado en la jerga de los foros como "grindios", aquellos que se creen más gringos que los gringos...
    La gente no debe olvidar sus raíces. Por supuesto que se puede luego tener cierta reticencia por la vida que se dejó atrás, pero lo importante es saber externar esos pensamientos, lo que para unos es basura, para otros es un tesoro...

    ResponderEliminar
  2. Alexander C. Andrade15 sept 2010, 15:26:00

    Más o menos eso es lo que yo anotaba al decir que Vega "ya había comprado su casa en la verdadera Escalón".

    Pero de que sus críticas son ciertas, pues hay que reconocer que lo son. Con dolor si se quiere, pero lo son.

    Por ejemplo, solo a los salvadoreños se les ocurriría (espero) hacer colas de una cuadra para comprar donas al 2x1 que no se come en cualquier otro día del año, tienen que esperar a que estén al 2x1 para hacer filas kilométricas y comer donas que todo mundo desprecia el resto del año, pero que hoy son especiales simplemente por la oferta. Significa que si vendo basura al 2x1, la gente hará fila en mi puerta para aprovechar la oferta. Es ridículo.

    Creo tambien que somos el unico pais del mundo donde al salir del aeropuerto uno se siente como estrella de cine, con todo ese monton de gente esperando a sus familiares o conocidos viajeros, que arman excursiones con microbuses en los que embuten hasta al chucho para ir a dejar o a traer a sus conocidos al aeropuerto. Tal manía solo la comprendo desde el patetico punto de vista de que estas personas piensan que solo yendo en excursiones de esta manera van a ver un avion de cerca.

    Y así por el estilo, hay otras manías que nuestra gente tiene que, simplemente, me averguenzan, y eso que no tengo aún mi casa en la verdadera escalón. ;D

    ResponderEliminar
  3. Cibeles McNamara15 sept 2010, 15:30:00

    Pues deberías irla comprando ya...
    : )

    ResponderEliminar
  4. Yo pienso que existe tal alienacion que cuando nace una nueva criatura los padres quisieran que fuera un bebe gerber y le dan nombres de alisson, estafany, brian...una vecina incluso le puso a su bebe 'kevin arnold' debido al protagonista de la serie Los Años Maravillosos.

    No puedo excluirme y acepto que formo parte de la clase media igualada, que quiere tener ropas de marca, celular, carrito reciente, y es bien crudo el reconocer que nos inducen al consumismo y al final aun sabiendolo nos unimos a la fila de los que comemos comida rapida, nos gastamos nuestro salario y ademas nos gastamos el saldo de las tarjetas para luego pagar altisimos intereses, queremos tener pantalla lcd o led, camara de 8M o mas, etc. etc.

    Si los que tenemos una educacion media y universitaria caemos en la corriente de la incultura y consumismo, que esperamos de la gente con menor instruccion?

    Que Dios nos ayude!

    Saludos

    ResponderEliminar
  5. Muy interesante los comentarios sobre "El Asco" de H.C.Moya, en realidad me parecio en mi "laconico entender" un poco ofensiva al orgullo nacional, pero en realidad una vez vi en Los Angeles, a un compatriota "bolo" armar un altercado discutiendo con un mexicano de que las pupusas eran mejores que los tacos, me parecio pueril, pero al ver a muchos salvadoreños haciendo filas para comprar donas, ( odio a las donas), me parecio ridiculo y al preguntarle a un parroquiano el porque compraba varias, me dijo que eran para su suegra porque padecia de diabetes... En realidad Moya hace una radiografia de la idiosincrasia salvadoreña casi exacta...aunque me de dolor de parto, (perdon quise decir Patria)....hablando de Patria dicen que Alvaro Torres a quien dedico esa cancion fue a Guatemala y no a "el pulgarcito", lo hizo despues por motivos mercantiles, ¿sera verdad?

    ResponderEliminar
  6. Hola. Solo quiero decir que el libro me parece una de las mejores obras salvadoreñas de las últimas décadas. No obstante, no comparto eso de que "las críticas son ciertas". Considero que son simple y sencillamente un punto de vista de una sola persona, el resto tiene la libertad de estar o no de acuerdo. Hay tres clases de verdad, la tuya, la mía y la verdad, ésta última nunca la conoceremos. Termino mencionando que ni al salvadoreño, ni al guatemalteco, ni al gringo les "falta cultura", cada pueblo tiene "su" propia cultura.

    ResponderEliminar
  7. Pues yo soy de Costa Rica, y la verdad que si el autor no especificara el país donde se centra la obra, casi que de seguro que en esta tierra nos hubiéramos sentido aludidos, claro está, para el buen lector/entendedor.
    Tengo tres hijas pequeñas, y desde ya estoy inculcándoles que se larguen de esta porquería de país, yo ya no puedo, pero ellas sí. Aquí te matan hasta por un cochino celular de 20 dólares, y la justicia...bien gracias. Los políticos y políticas (no sea que me vayan a acusar de lenguaje exclusivo) son una basofia provenientes de un gran estanque de mierda, que responden sólo a sus propios intereses.
    Y para despejar dudas de la mal llamada Suiza centroamericana, les invito a que accedan a cualquier periódico en digital de Costa Rica.
    A nadie, con pocas excepciones, le es agradable que le expongan la verdad. No peca, pero incomoda.
    En fin, un aplauso para el autor por escribir una lamentable realidad....

    ResponderEliminar
  8. No sabía que hubiese una versión "censurada". En cuyo caso, no sé cual leí yo.

    Como mencionaba en mi post, Vega es un tipo enfermo, está asqueado de su país de origen y aferrado a su segunda nacionalidad.

    Pero como concordamos, hace una crítica interesante de tomar en cuenta.

    Nuestro país está lejos de ser perfecto, definitivamente.

    ResponderEliminar
  9. Ja, ja, este libro lo he leído unas tres veces, si es una cruda radiografía de nuestra idiosincrasia, pero aunque muy ofensiva debe de analizarse para no seguir cometiendo errores culturales, educativos y tradicionales, muy dificil si, en un país donde se tiene una cultura del moscardón y es casi imposible pretender cambiar las cosas.
    Creo en sí que el Asco es el protagonista pues refleja una bajeza moral y falta de confianza si no es por su pasaporte canadiense y muy duro a criticar sin pensar que es parte de lo que el llama o llamaría una expelencia social "made in El Salvador" en Canadá.

    ResponderEliminar
  10. despues de leer el libro puedo decir que el escritor tiene toda la razon
    esta cultura es un asco por doquiera que vallas, la gente no intenta cambiar para mejorar su condicion socioeconomica, al salvadoreño no le gusta el estudio, no lee, no investiga, ademas hay una cultura de pedir, todo quieren regalado, ahora la gente no quiere ni trabajar por estar esperanzados a las remesas familiares.

    ResponderEliminar
  11. Soy un Salvadoreno, soy feliz con mi familia en el Salvador, soy una persona Economicamentente estable. Pero el libro Asco es exactamente lo que pienso de mis paisanos. Y quien diga lo contrario es otro ignorante salvadoreno alienado por los medios de comunicacion que nos recuerdan que el Salvador es lo mejos (se nota que ese tipo de persona no conoce mas halla de la frontera del amatillo) pero la mayoria son asi. Bueno el libro esta muy explicado que es en verdadero salvadoreno aunque me hubiera gustado que algunos temas se hubieran abordado por un lado mas Sociologico, pero personalmente es muy interesante.

    ResponderEliminar
  12. Es triste pero no podemos negar que solo el que no trata con la gente de mi pueblo no puede juzgar es triste pro mucho es cierto, el compatrioa es listo, buzo= vividor, y se explica en casi todas sus acciones el no hace nada por que asi si un dolar es por que le sacara el doble como minimo, el no hace cola por que no es m.je, no entra por la puerta del frente aunque este abierta prefeire disimular enforceando la puerta de atras, no tiene hambre couando el ofrecen pero come al despabilar como perdido, participa mismo si no lo invitan, se lleva todo con tal que sea regalado, no sabe ni para que ni cuando lo utilizara pero si se lo da se lo lleva, triste realidad pero por eso estamos como estamos y cavamos cada dia mas profundo, no hay ningun grado de conciencia, el mejor reflejo es la sociead de todos los tiempos y mas claro en la actualidad.... todos revueltos y confundidos!

    ResponderEliminar
  13. yo la leii y me traumo00 ...

    ResponderEliminar
  14. Claramente el nivel de mentalidad de Moya es muy superior a la del 90% de los salvadoreños, pero en conocimiento teórico y progresista, pero esta muy pobre en humildad y prudencia. Quiero decir, que el salvadoreño sea pobre económica y mentalmente no es responsabilidad del mismo, somos un país (me refiero al pueblo, no al trozo de tierra) que fue invadido por los españoles y actualmente por la globalización, las consecuencias se notan. En fin, estoy de acuerdo casi completamente con lo que dice, este o no de acuerdo las cosas así son, pero también estoy de acuerdo que hay solución para repararnos ¡no veo por qué no! Adelante gente que nos ha tocado nacer en este basurero, limpiemos este país.

    ResponderEliminar
  15. Me muero por leer el libro! (nótese lo exagerado de la expresión). A la verdad por los comentarios que he leído, el autor del libro no se equivoca, pero me parece injusto echarle la culpa a los mismo salvadoreños, es decir, la falta de cultura viene heredada, de padres a hijos, de maestros a estudiantes, de jefes a subalternos... a dónde para esto? para en nosotros mismos, enseñándole a nuestros hijos el amor a la lectura, amor a hablar bien el español, a establecer límites y reconocer que hacer cola para comprar donas es lo más ilógico (gracias a Dios nunca hice cola ni para ir al KFC...recuerdan?)

    Me pareció muy divertido lo que Elmer Morales dijera que de no ser porque el autor identificó a El Salvador como país objetivo él hubiese pensado que hablaba de Ticolandia...perdón Costa Rica. Si quiera cada uno de los salvadoreños tomaramos nuestra propia responsabilidad de crear cultura, generarla y hacerla parte activa en nuestros hijos ...a lo mejor en un futuro no muy lejano estemos orgullosos no solo de nuestro terruño sino también de su gente ....

    ResponderEliminar